viernes, 21 de marzo de 2025

Paso a paso: caminar erguidos nos hizo humanos.

Foramen magno. 

 

No, no es el nombre de ningún emperador romano. Es como se llama al agujero por donde entra la médula espinal en el cráneo. Si caminas a 4 patas, el agujero está en la parte de atrás, porque la columna es horizontal. Pero si la columna es vertical, el agujero está en la parte de abajo. Bueno, pues esto es una buena pista para saber que los primeros homínidos que caminaban sobre 2 patas vivieron en África hace apróximadamente siete millones de años.  

 

La editorial Capitán Swing ha publicado un libro que se titula "Paso a Paso. Cómo caminar nos hizo humanos", del antropólogo Jeremy Desilva.

Somos primates que recién hemos bajado del árbol. Y no es un decir. Ardipithecus te lo puede contar. Él tenía el pulgar del pie oponible, y es la prueba de que ya caminábamos antes de bajar al suelo. En aquella época, en África, las praderas se expandían mientras que los bosques retrocedían. Sin embargo, sorprendentemente, los huesos de Ardi se encontraron junto a animales silvícolas y semillas de árboles y plantas forestales. Las pruebas con isótopos de carbono y oxígeno indicaban que Ardi vivió y murió en un entorno boscoso.

Así que olvídate de ese dibujo que se llama "la marcha del progreso". Esa secuencia lineal que simboliza la evolución humana, de simios encorvados que acaban siendo humanos erguidos. Y no ya porque "por lo que sea" suelen acabar siendo de tono de piel más claro... (aquí hago un inciso: hace un tiempo compré una camiseta de este dibujo en el que el último hombre evolucionado acababa sentado y encorvado tecleando un ordenador, y me parece el más acertado). Pero es que es falso el hecho de que los homininos bípedos evolucionaron a partir de un antepasado que caminaba apoyándose en los nudillos como un chimpancé. Nuestro amigo Ardipithecus, Ardi, se alzaba sobre dos patas para desplazarse de forma bípeda, no se agachaba ni se encorvaba: se mantenía erguido como lo hacemos nosotros, aunque el dedo gordo prensil de sus pies no le habría permitido andar a zancadas como los humanos modernos.
 

¿Alguna vez has visto a tu perro o a tu gato tropezar y caerse? Es lo bueno de tener cuatro patas.

Andar sobre dos patas nos hace lentos e inestable y algo parecido a un pájaro bobo para los grandes, veloces y hambrientos ancestros de los leones, leopardos y hienas actuales. Sin embargo, aquí seguimos dando la matraka, así que parece que la bipedación debe de tener ventajas que contrarresten sus costes.


Así que llevamos muy poco tiempo siendo bípedos. Hace solo unos millones de años nuestros antepasados todavía trepaban a los árboles con unos pies prensiles y musculosos bien adaptados para asirse a los troncos y las ramas. Las aves también son bípedas. Y son eslabones vivientes de una cadena ininterrumpida de animales bípedos cuyo origen se remonta al menos a 245 millones de años atrás. En términos evolutivos, han llegado a dominar la bipedación. Nosotros, en cambio, somos torpes novatos.
Ni siquiera somos más rápidos.

Un chimpancé corriendo a cuatro patas alcanza fácilmente la misma velocidad que los velocistas olímpicos que llevan años entrenándose.

PERO hay un dato importante. Los científicos descubrieron que los chimpancés gastan el doble de energía que los humanos cuando caminan, independientemente de si lo hacen a cuatro patas o con solo dos. No porque sean cuadrúpedos, sino porque caminan agachados. Los animales que se desplazan con las rodillas menos flexionadas y la espalda más recta gastan menos.

Y esto va unido de alguna manera al hecho de tener un cerebro como el nuestro.
El cerebro tan solo representa un 2% de nuestro peso corporal, pero consume el 20% de la energía que absorbemos. Eso significa que una de cada cinco veces que respiramos y uno de cada cinco bocados que ingerimos van destinados a las hambrientas células de nuestro cerebro.

El hecho de caminar erguidos nos ha dado tal cantidad de energía que tenemos excedentes para dedicarlo a un cerebro hipertrofiado.


Además, nuestros antepasados debieron de estar lo suficientemente protegidos para que la selección natural favoreciera un crecimiento cerebral más lento y el consiguiente énfasis en el aprendizaje de los jóvenes australopitecos. ¿Protegidos cómo? La protección era nada más y nada menos que de naturaleza social, frente a la depredación: cuidábamos unos de otros.

Gracias a caminar erguidos, podíamos escudriñar el paisaje en busca de posibles enemigos, intimidar y lanzar objetos a posibles depredadores. O maldecirles. La bipedación hace que controlemos la respiración de forma más precisa, lo que nos dota de la flexibilidad necesaria para emitir una gran variedad de sonidos.
Otras ventajas es que nos desplazamos más eficazmente de una zona de alimentación a otra.

También creamos y utilizamos herramientas y tecnologías, y transportamos cosas. 

De hecho. La escritora de ciencia ficción Ursula K. Le Guin lo explica de esta manera: el mayor invento de nuestros antepasados, antes de los palos y las
espadas, fue el recipiente. Para meter algo que quieres y guardarlo o
disfrutarlo o compartirlo.
Las primitivas hembras homininas eran recolectoras diurnas de plantas y pequeños animales, que, dicho sea de paso, aportan más calorías que la caza masculina en la mayoría de las sociedades de cazadores-recolectores modernas. Las hembras recolectaban más de lo que necesitaban y lo compartían con otros miembros del grupo. Las que caminaban erguidas podían recolectar más alimentos, como lagartos, caracoles, tubérculos, huevos, frutos, termitas y raíces.
Se ha demostrado que en los bonobos y chimpancés las hembras constituyen el sexo con mayores habilidades tecnológicas, por lo que tendría sentido que también hubiera sido así en los primeros homininos.

Además, las mujeres somos mejores en caminar transportando. Pero para explicar
esto, primero vamos al tema del parto. No lo recuerdas, pero has nacido con una maniobra gimnástica que ya quisieras ahora, que te hacen crack las rodillas cuando te agachas.
No es que la pelvis humana sea estrecha, es que está aplastada en sentido vertical, de arriba abajo.
Para nacer por un canal de parto tan, angosto y complicado, todos los bebés tienen que hacer dos giros, girando hasta 180 grados. Un mal intento de tirar de él podría ocasionarle daños, por eso en todas las culturas, las mujeres busquen asistencia en el momento del parto; el parto humano es una actividad social.
Quizás hayáis escuchado sobre el dilema obstétrico, que incluso el famoso Harari ha hablado de él. Viene a decir que como la pelvis femenina tiene que ser lo bastante grande para poder dar a luz al recién nacido, si tuviera un tamaño excesivo, comprometería la locomoción. La solución que encontró la evolución fue una pelvis lo suficientemente grande para permitir el parto, pero no tanto como para impedir andar a la mujer, aunque no tan bien como los hombres. Y además, los bebés nacen antes y más pequeños, aunque estén más indefensos.
Bueno, pues no es tan así.
Lo primero es que las mujeres no dan a luz antes que las hembras de nuestros congéneres primates, sino más tarde. Esto lo descubrió una antropóloga llamada Holly Dunsworth. El problema es que durante nuestro alargado tercer trimestre su crece, y exige cada vez más energía a su madre. Además, el cerebro del bebé no tiene nada de pequeño. El cerebro de un recién nacido humano tiene un volumen medio de trescientos setenta centímetros cúbicos, el mismo tamaño que el de un chimpancé adulto... Además, otra antropóloga llamada Cara Wall-Scheffler explica que por tener las caderas más anchas, somos mejores portadoras que los hombres, y con constantes variaciones de ritmo.

Hace millones de años, si te rompías el tobillo no podías andar y tenías más posibilidades de morir, pero alguien cuidó de esos heridos para que sobrevivieran. Es una de las primeras muestras de compasión y empatía por los demás, algo que se terminó convirtiendo en una de nuestras características sociales principales.
El hecho de que cuidemos los unos de los otros cuando estamos heridos pudo haber nacido también de esa vulnerabilidad que trajo la marcha erguida. El cuidado, la empatía y la compasión son ventajas evolutivas que compensaron las desventajas físicas del bipedalismo.

Caminar reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, de accidente cerebrovascular y de desarrollar diabetes. También es bueno para la salud del cerebro, ayuda con la memoria y la creatividad. También protege contra ciertos tipos de cáncer. De hecho, las poblaciones de cazadores-recolectores que por su modo de vida, caminan muchos kilómetros al día, no padecen de algunas de las enfermedades.

Según el antiguo estadista griego Alcibíades, hubo un tiempo en que los humanos tenían cuatro piernas, cuatro brazos y dos caras. Eran arrogantes y peligrosos, una clara amenaza para los dioses. Esto preocupó a Zeus, que en un primer momento se planteó destruir a los humanos con un rayo, como él y los dioses olímpicos habían hecho con los titanes. Pero en lugar de ello ideó un ingenioso plan: los partió por la mitad. Con solo dos piernas, dos brazos y un rostro, los humanos ya no resultarían ni de lejos tan amenazadores. Luego Apolo remendó a aquellos seres divididos y les anudó en el ombligo. Desde entonces vagan por la Tierra en busca de su otra mitad: sus almas gemelas.

miércoles, 26 de febrero de 2025

Pájaros, orcas, abejas, delfines y humanos: el mutualismo.

"Mi nombre es Steven Holmes, un custodio tradicional Thaua y esta historia es parte del legado de mi pueblo.

Consideramos a los beowas (orcas) como nuestros hermanos. Nuestras historias del Tiempo de los Sueños que nos conectan con los beowas es que cuando un miembro de Thaua muere, se reencarna como un beowa. Los beowas siguieron siendo parte de Thaua, incluso después de morir. Los beowas ayudaban a los hombres arreando a las otras ballenas en la bahía de Turembulerrer (Bahía Doble) para que los balleneros las mataran. Budginbro, al igual que sus antepasados ​​y los demás aborígenes, les daba a los beowas la lengua de la ballena muerta. Esto pronto se conoció como la Ley de la Lengua.

Mi gente tenía una amistad duradera con los beowas en el Edén, especialmente con el Viejo Tom. Mi abuela, Catherine Holmes, de soltera Brierly, nos contó sobre su bisabuelo, Budginbro, quien junto con otros Thaua nadaban con el Viejo Tom, agarrándose de su aleta dorsal; mis antepasados ​​nunca resultaron heridos ni lastimados. Ella dijo que el padre de Budginbro, un hombre ciego, caminaba por la playa (Aslings) cantándoles a los beowas, y que estos lo seguían por la playa comunicándose con él. Era una fuerte amistad entre estos beowas y mi gente.

Para los Thaua, este fue un momento especial para estar vivos, una parte de nuestra historia que se transmitió de generación en generación. Espero que algún día pueda volver a conectarme con los beowas."


En Australia. En Twofold Bay, el pueblo costero Thaua, parte de la nación Yuin, tenía una conexión con las orcas a través del Sueño, una relación que era muy respetada y en la que se confiaba debido a la dependencia de los Thaua del océano para obtener recursos. Antes de la colonización, los Thaua tenían una interacción mutualista continua con las orcas de la zona, trabajando al unísono en la costa y en el agua hasta que un cadáver estaba listo para ser compartido, y las orcas recibían la lengua. Los Thaua incluso describieron una práctica de caza que incluía cantos que alentaban a las orcas a arrear a las ballenas barbadas cerca de la costa para que las mataran. Se cree que esta relación es anterior a la colonización europea por milenios y fue el verdadero comienzo de la noción de la "Ley de la Lengua". La caza comercial de ballenas, que comenzó en 1828, se benefició de la asociación de larga data de los aborígenes australianos con las orcas, lo que la hizo rentable en lugar de una actividad de subsistencia. También se dice que por codicia, los colonos rompieron la Ley de la lengua, que la orca llamada Tío Tom sufrió heridas en consecuencia al verse traicionada y al intentar amarrar su parte. Y que por ello, por las heridas, murió. 
 
Ya no existe más este mutualismo.
 
 
 Hay un ave africana conocida como "guía de la miel" (Indicator indicator). Éste pájaro conduce a la tribu de los boran (Kenia) hacia las colmenas ocultas en el bosque. Así lo cuenta Daniel C. Dennet en "La peligrosa idea de Darwin":

"Cuando los boran desean encontrar miel, llaman al pájaro soplando silbatos especialmente fabricados con conchas de caracoles. Cuando llega uno de esos pájaros, vuela alrededor cantando una especial canción llamada 'sígueme'. Los boran siguen al pájaro que vuela rápidamente delante y los espera hasta ser alcanzado, asegurándose continuamente de que lo pueden ver cuando vuela. Una vez que el pájaro ha llegado a la colmena, sustituye la melodía de su canto inicial por otra que viene a decir 'aquí hemos llegado'. Cuando los boran localizan la colmena en el árbol y la abren, extraen la miel, dejando la cera y las larvas para el pájaro."

La tradición de dejar su recompensa a los "guías de la miel" está reforzada por la leyenda de que, si no se les da su premio, las aves les conducirán ante un león o alguna otra fiera en próximas ocasiones.

Lo importante es que los boran son capaces de calcular la distancia a la colmena mediante tres indicaciones que les da el guía-miel: por el intervalo de tiempo que tarda en volver el pájaro una vez que ha entablado contacto con el pastor, por la distancia entre las sucesivas paradas que debe hacer el pájaro para esperar al hombre que le sigue, y por la altura de la posición que adopta al posarse, que va siendo cada vez más baja a medida que se acercan al nido.

¿Cómo pudo desarrollarse esta insólita colaboración mutua? ¿Quién tomo la iniciativa primero, el pájaro o los boran?

¿Desde cuando no te paraste a escuchar el silbido de un pájaro?




El pueblo chino, tradicionalista y meticuloso, se caracteriza por preservar sus costumbres. Sin lugar a dudas, entre las técnicas tradicionales de pesca china existen una que pueden resultarnos, cuanto menos, curiosa.
 
Entre ellas, podemos incluir la pesca con cormorán -un ave acuática de tamaño medio. Desde hace 1300 años, varios pueblos chinos utilizan este tipo de pesca; el pescador se desplaza en una barca de cañas de bambú, llevando consigo al cormorán. Una vez que cree haber encontrado el lugar adecuado, arroja el cormorán al mar, éste se zambulle y se encarga de atrapar con su pico al escurridizo pez. Claro que al salir del agua no puede comer su presa pues el pescador ha atado un nudo al cuello del ave que impide que pueda tragarla. Bien entrado, el cormorán vuelve con su dueño, quien guarda el pescado y premia al ave con un pequeño trozo de pesca. 

Antiguamente, en algunas zonas del suroeste de China, cada pescador tenía su propio cormorán. Los pescadores salían cada anochecer a faenar en sus balsas de bambú, alumbrados por potentes lámparas suspendidas sobre el agua para atraer al pescado.

Los cormoranes tienen un peso de unos cuatro kilos, pero pueden atrapar peces bastante más pesados que ellos mismos. Una vez cumplida su labor, el dueño les retira la cuerda que oprime su cuello y se les permite seguir pescando lo que necesiten para alimentarse.  

Hoy en día se puede contemplar este tipo de pesca en el río Li, a su paso por la zona de Guilin y Yangshuo. También en Yunnan, en el lago Erhai de Dali se sigue practicando. Aunque es más para el disfrute de los turistas, que por razones de subsistencia.




La antropóloga Anna Tsing, en su libro "Friction. Una etnografía de la conectividad global", cuenta sobre el mutualismo entre los Meratus, Indonesia, las abejas y los árboles miel: 
 
"Una relación de semidomesticación (...) conecta a Meratus con las abejas gigantes, Apis dorsata. Los Meratus llaman a esta abeja migratoria "indu wanyi", y dependen de ella como fuente de miel y cera de abejas. (...) construyen sobre las ramas de los árboles forestales más altos, árboles emergentes que en su madurez sobresalen del dosel del bosque (...) La construcción de panales, hasta donde puedo decir, no daña al árbol de ninguna manera. Pero estos árboles suelen estar cubiertos de enredaderas y epífitas, y sus ramas pueden verse bloqueadas por la vegetación más pequeña que compite con ellos. Los Meratus preparan los árboles melíferos potenciales (linuh) para las abejas, limpiando la vegetación competidora. Las abejas migratorias vuelven una y otra vez, en temporada, a los árboles preparados. Los Meratus dicen que las abejas no volverán a un árbol que no haya sido cuidado.

Los meratus saben qué árboles son buenos para producir miel. El mangaris, Koompassia excelsa, es el árbol más alto de la selva tropical de Borneo, y se ha registrado que crece más de 80 metros; también es el árbol más popular para las abejas, y en muchas otras lenguas dayak de Borneo se lo conoce por la palabra local que significa "árbol de miel".
(...) Lo más común es que un hombre reclame un árbol siendo el primero en limpiarlo o, si el árbol ha sido abandonado por otros reclamantes, reanudando su limpieza. Pasa este derecho a sus hijos mientras sean activos en el mantenimiento del árbol como árbol de miel.(...) Se establece una relación de tres especies entre las abejas, los árboles de miel y las personas. Las personas fomentan la construcción de panales preparando los árboles. Salvan a los árboles de miel de ser talados en las plantaciones de quema y quema.(...) En las áreas vecinas en las que los madereros y los desarrolladores de plantaciones han talado la mayoría de estos árboles altos, la gente informa que ya no hay migración de abejas. Además, las especies de árboles están en peligro. Dada la diversidad del bosque y el amplio espaciamiento entre los árboles emergentes, muchos de estos gigantes del bosque están bastante aislados, en cuanto a especies, en el bosque; cada árbol emergente que se tala priva a una sección del bosque de una fuente de semillas para esa especie. La conservación de los árboles de miel preserva el número y la variedad de árboles emergentes, además de proporcionar un lugar de anidación para las abejas. Entre el cultivo y la naturaleza, las abejas, los árboles de miel y los humanos han creado una relación simbiótica mutuamente productiva."

 
 
 
En el estado de Santa Catarina, al sur de Brasil, en las playas de Mar Grosso de la ciudad de Laguna, se realiza algo que se conoce como "pesca cooperativa con delfines", donde hay una larga escollera construida artificialmente en el lugar denominado "Molhes de Barra". De un lado queda el mar abierto, y del otro queda una playa con aguas calmas, donde se realiza la pesca artesanal.

Muy temprano, cuando todavía no salió el sol, llegan los pescadores en sus bicicletas, acomodan las redes y buscan en las aguas a sus socios de pesca, los delfines. La pesca sólo comienza cuando llega el delfín, y en realidad, es toda manejada por él. Los pescadores forman una hilera paralela a la costa, con el agua casi hasta la cintura, con una red de pesca llamada "tarrafa", de forma circular y fabricada en nylon.

El agua de este lugar es bastante turbia, y los pescadores no pueden ver los peces, pero los delfines, como disponen de un sistema de ecolocalización similar a un sonar, no necesitan ver con los ojos para poder seguir a los peces. Los delfines llevan a los peces hacia los pescadores, en ese momento, cuando los delfines giran dando círculos rápidos, los pescadores saben que deben arrojar las redes. Arrastran la red hacia la playa, y los que estaban en segunda fila ocupan su lugar para hacer una nueva captura. Los dos salen beneficiados: los pescadores obtienen pescados de mejor tamaño y peso que si pescaran sin ayuda de los delfines, y los delfines obtienen su ración diaria de más de 10 kilos de tainhas.

Esta sociedad entre delfines y pescadores se viene realizando desde la década del 40, en la ciudad de Laguna. En todo este tiempo los pescadores han aprendido a diferenciar a los "botos", (como llaman en Brasil a los típicos delfines tipo flipper); los conocen por sus aletas, por sus cicatrices, y hasta les han puesto nombres propios.

Pero nunca llaman a los delfines ni intentan tocarlos. 

Y por supuesto, no se les ocurriría encerrarlos en ningún estanque.




Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.
George Orwell.

Fuentes: 
Isabella M Reeves, John A Totterdell, Emma L Betty, David M Donnelly, Angela George, Steven Holmes, Luciana Moller, Karen A Stockin, Rebecca Wellard, Charlie White, Andrew D Foote, Pruebas de ascendencia de “Old Tom”, una orca central en las interacciones mutualistas con los balleneros humanos, Journal of Heredity , Volumen 114, Número 6, diciembre de 2023, páginas 598–611, https://doi.org/10.1093/jhered/esad058

viernes, 17 de enero de 2025

Insensatos o cómo llamaban los pueblos originarios a los hombres blancos

 "Rostropálido no es el único nombre por el cual los nativos americanos conocían a los hombres blancos", asegura el antropólogo Alexander F. Chamberlain

 
En su artículo How the American Indian Named White Man («Cómo llamaban los indios a los hombres blancos»), recogen muchos apelativos y expresiones que diversas comunidades originarias dieron a los forasteros.

Muchos de los nombre, como era de esperar, estaban relacionados con el color de la piel. Varias tribus utilizaban las denominaciones de "blanco", "piel blanca", "persona blanca", etc. Otros, como los Algonquinos Arapahos, además de llamarnos Nana-gaqamt, (piel blanca), utilizaban la denominación Nihanatayschet (amarillos), aunque no queda claro si se referían al pelo o a la piel.

Los hombres blancos barbudos que se toparon con los nativos americanos suscitaron nombres que se referían a su abundante pelo. Los Kiowa utilizan el término Bcdalpago (boca peluda) y los Zunis se refirieron a los primeros españoles como Tsipolokwe (personas con bigote), Mishkiganasiwug (ellos los del pecho peludo), fue la expresión utilizada por los Algonquinos Miamis.

Alguno de los nombres resaltaban el aspecto diferente de estos extranjeros: los Kiowas utilizaban la misma palabra para los hombres blancos que para los burros y las mulas: Takai. Significaba "orejas despegadas", porque las de los nativos estaban parcialmente cubiertas por pelo.

Los upsarokas, una tribu sioux, los llamaban Mashteeseeree (ojos amarillos). El nombre Mohave para un español o mexicano es Tahana hazko (hombre blanco largo). Nuestras voces no fueron del todo agradables para los kiowas, por ejemplo, que llamaron al hombre blanco como Ganoko (los que gruñen).  La palabra Creek para el alemán fue Yah Yah algeh (la persona cuya conversación es yah yah)

También la vestimenta dio lugar a algunos nombres. Los Mohawks del Lago de las dos montañas, en Quebec, pensaban que las boinas escocesas que llevaban los primeros pobladores escoceses parecían Ota, su palabra para las bostas o boñigas de vaca. Los Objibwa, sin embargo, se referían a los escoceses como "aquellos que hablan diferente". Los indios Natick de Massachusetts denominan a los primeros ingleses que conocieron como Wautaconuaog (los hombres capa). Para los Kiowa, Gantonto significa "portadores de gorro".

Otro de los aspectos que más impresionaba a las personas originarias era el hecho de que los hombres blancos llevaron con ellos el hierro, y su uso hizo una gran impresión en las mentes de los indios. Los chamanes de los inuit Cental, nos cuenta el Dr. Boas, llamaron al hombre blanco, en su lengua, Kidlatet, una palabra derivada de kidlak, "hierro".
Los sioux Oto les llamaron Maxonkka (creadores de hierro). Los Haidas de las Islas Queen Charlotte decían Yets-haidagai (la gente de hierro).

Las tribus iroquesas se referían a los holandeses como los Asset-oni (los que hacen las hachas), Onserolmi, que viene de "Asset-oni", es como todavía hoy conocen los Mohawks del Lago de las dos montañas a los franceses. También los Mohawks tenían varios términos sobre sus armas echas por este material, que iban desde los "cuchillos grandes" o "la gente de los cuchillos largos".

Las naves causaron mucha impresión, y es así que los Algonkian utilizan la palabra Nootka para el hombre blanco que al parecer significa "casa-deriva-en-agua". Los Algonkian Delawares dicen Schwonnaquin (la gente del mar salado). Los inuit también utilizaron el apelativo "hombre del mar", pero también bautizaron a sus visitantes como Shakenataaagmeun (la gente que viene de debajo del sol).

Otras expresiones más sarcásticas son de los Navajo, "Santo", "inmortal", "peludo", "esponjoso", "barba", "chales", "sombreros largos." Los Vigilantes de Texas fueron llamados "camisas de hierro", "leggins de cuero", etc. Los primeros soldados estadounidenses eran "los que duermen en sus oídos", "aquellos que disparan de lado"; "los quemados por el sol", "aquellos cuyas frentes sobresalen" por la forma de la gorra, etc.

Chamberlain no cita el nombre que los indios Ayoreo dan al hombre blanco, Cohñone (blancos, insensatos).

""Ayoreo" quiere decir "la gente"", cuenta Miguel Alberto Bartolomé, antropólogo argentino, "Y, para ellos, los insensatos, los cohñone, somos nosotros. Somos los que no conocemos las normas, los que no sabemos vivir, hacemos cosas descabelladas."

Como descabellado resulta para los habitantes de África Oriental cómo viajan los blancos. El periodista Xavier Aldekoa cuenta que la palabra que utilizan para nombrarles, muzungu, significa literalmente "quien avanza sin rumbo". Así es en Kenia, Malawi, Tanzania, Burundi y Mozambique, donde se habla swahili. "Zungu" es rodear, ir por ahí, girar o caminar mucho. (Umlungu en lenguas isixhosa o isiZulu, probablemente una adaptación de muzungu.)

En Etiopía usan la palabra farangi, una palabra que viene del persa, de la palabra "farang", que significa forastero o extranjero. Más tarde, de aquí se originó la palabra "foreigner" en lengua inglesa: extranjero.

En kimbundu y kikongo, en Angola, se les llama mundele, y en lengua umbundu es ocindele, ambas con el radical "ndele" que significa "insincero".

En Gambia, Mali, Burkina Faso, Mauritania, Guinea Conakry y Senegal, en lengua wolof es toubab, que significa "convertir."
 
En Nigeria, en lenguas yoruba e igbo, dicen oyibo u oyinbo. Oyibo significa "sin piel".

Los primeros misioneros jesuitas que se encontraron con los tarahumaras en el actual México en 1603, escribían que ‘Procedentes del sur, llegó un pequeño grupo de personas con gruesa tela color marrón, quienes por ser de piel clara y tener el rostro cubierto de barba, fueron llamados “chabochis” (telarañas en el rostro)’.


"¡Dame kòrima chabochi,
soy un indio tarahumara,
soportando crudos inviernos,
y tu fría indiferencia,
he caminado con esfuerzo,
a tu tierra que era mía,
donde soy un extraño para tì,
donde vivo como un paria,
en lo que tú llamas progreso!"

Escribe Román Corral Sandoval.

Soy bolita en Italia,
soy colombo en Nueva York,
soy sudaca por España
y paragua de Asunción.

Español en Argentina,
alemán en Salvador,
un francés se fue pa' Chile,
japonés en Ecuador.

Tico, nica, el boricua,
arjo, mejo, el panameño
hacen cola en la Embajada
para conseguir un sueño.

Si me pedís que vuelva otra vez donde nací
yo pido que tu empresa se vaya de mi país
Y así será de igual a igual
Y así será de igual a igual.


Fuentes:
http://home.epix.net/~landis/whiteman.html
http://www.musicaparaguaya.org.py/3-entrevistas.htm
http://www.nationalgeographic.com.es/2009/02/01/los_tarahumaras_pueblo_aparte.html
Xavier Aldekoa, "Océano África"

sábado, 11 de enero de 2025

El silbo y el canto: el lenguaje humano que trasciende montañas.

«Incluso el elemento folclórico aparentemente más trivial puede, al analizarlo, revelar conocimientos fascinantes sobre las personas y sus culturas»

Alan Dundes. Folklorista.
(Folklore Matters.)


Por ejemplo, el "silbato familiar (una melodía o secuencia de notas) utilizado en espacios públicos para reunir a los miembros para partir hacia casa", añade este folklorista en otro escrito, Essays In Folkloristics.

 

¿En tu familia existe un silbo especial para llamaros? En la mía, sí. Mi padre nos silbaba a mi hermano y a mi, y lo escuchábamos tan de lejos que no cabía una respuesta "ya voy" y demorarnos. Había que dejarlo todo e ir.

Pero si alguna vez escuchas un tarareo y un suave silbido en el viento, y no es el de tu familia, quizás estés en el pueblo de Kongthong. La India.

Meghalaya es un nombre muy conocido por albergar los lugares con las precipitaciones más intensas del mundo y el puente de dos pisos con raíces vivas. Este estado del noreste de la India también es conocido por ser el hogar de tres comunidades matrilineales: los khasi, los jaintia y los garo.
 


Kongthong es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Los Khasi s
on en general una sociedad oral: leyendas, proverbios, mitos, canciones, espectáculos de danza... 

La aldea tiene 109 hogares con una densidad de población de 567. La principal ocupación de los residentes de la aldea es la agricultura, en la que participan por igual tanto hombres como mujeres. Además, las mujeres de la aldea han comenzado a dedicarse a los servicios turísticos, pero no participan en los Dorbar Shnong, que son las unidades de gobierno locales tradicionales.
 

La melodía silbada que lleva el viento no es otra que la Jingrwai lawhei. Las madres y otros miembros de la familia llaman a sus hijos con una melodía única compuesta en el momento del nacimiento; la melodía se conoce localmente así: Jingrwai lawbei. El Jingrwai lawbei es una canción (Jingrwai) en honor a la antepasada raíz (lawbei), que es compuesta por la madre al nacer su hijo en las primeras semanas cuando está recuperando su salud después del parto. Muchas veces el padre también compone la melodía; se componen dos o tres melodías y al final se selecciona la mejor. La persona se apega a ella durante toda su vida... y se extingue cuando esa persona muere.
 

Cuando los padres quieren llamarlos, solo se usa una parte o la parte inicial de la canción, y la canción completa se usa fuera del pueblo o en el campo, cuando más dificultades hay para comunicarse.
 

Pero el Jingrwai lawbei no tienen lugar en la vida de los habitantes urbanos, en una gran ciudad ¿cómo se puede llamar a alguien tarareando una melodía?.
 


Jingrwai lawbei también funciona como una canción de cuna para establecer vínculos con la madre y otros miembros de la familia, como un sentido de pertenencia a una familia y a la comunidad en general.

Lawbei ya he explicado que es la antepasada raíz. En la configuración matrilineal Khasi, es el factor de conexión, la guardiana del clan y responsable de salvaguardar las prácticas culturales y la historia con la ayuda de su gran antepasada, Ka lawbei. Cada clan tiene su propia historia distintiva sobre su lawbei particular. Esta genealogía también ayuda a mantener la exogamia. 

Para entenderlo: cuando un recién nacido defeca sin consumir los alimentos comunes, se le llama Ka Eit lawbei (deposición de la antepasada); cuando el niño sonríe o separa los labios antes de recuperar la conciencia, se cree que sonríe como respuesta a las caricias de la antepasada (Rkhie lawbei o larain lawbei); y si el niño mueve instintivamente los labios mientras succiona, la gente supone que la antepasada está alimentando al niño. Hay más creencias de este tipo relacionadas con la antepasada raíz, como el rasguño de la antepasada (Ka Trud lawbei), que es la marca del rasguño que aparece en el abdomen de la madre en el momento del embarazo. El cabello de un niño se afeita solo después de que cumple un año, ya que el cabello con el que uno nace se considera el cabello de la antepasada (U Niuh lawbei) y, por lo tanto, ningún objeto afilado debe tocar la cabeza del niño hasta que haya pasado este período de tiempo. 

El lenguaje silbado es otra genialidad del ser humano para comunicarse a través de abruptos cañones y altas montañas, y esto es debido a que los silbidos pueden llegar muy lejos ¡hasta 8 km en condiciones abiertas! Y así vuela y trasciende cualquier barrera geográfica, ayudado de la melodía del viento. No son lenguas, sino conversiones de los fonemas de una lengua ya existente en silbidos con unos tonos, longitudes e intensidades determinadas. No solo trasciende el terreno inaccesible, sino también las fronteras, ya que ha surgido en (agárrate) al menos 80 idiomas de todo el mundo, especialmente en terrenos accidentados y montañosos o en bosques densos, donde el lenguaje corriente no llega lo suficientemente lejos. En la Amazonía, donde son utilizados por los cazadores para localizarse entre sí y enviar mensajes.


Igualmente, pueden ser útiles en el mar. Las comunidades inuit los emplean para dar instrucciones durante la caza. 

 

By Map: Justin KunimuneData: Julien Meyer - Map: Robinson ProjectionData: Meyer, Julien. (2021). Environmental and Linguistic Typology of Whistled Languages. Annual Review of Linguistics. 7. 10.1146/annurev-linguistics-011619-030444., CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=147916327

Ya en 1891, el padre claretiano Ermengol Coll escribió:

"Un joven llamado Andrés Dobolo se presentó a las 8 de la noche diciendo: “Padre, tenga la bondad de dejarnos un farol, porque al otro lado del río está Mooko, la mujer de Topete, y su hijo, y no se atreven a pasar el río sin luz, y nos han pedido que les alumbremos”. “¿Cómo sabéis eso?” -replicó el Padre. “Porque nos lo han dicho silbando”, repuso Andrés. Efectivamente, a la media hora llegaban los mismos que nuestro joven había nombrado. Además del silbo tienen también una corneta de madera que ellos llaman bututu, la cual se oye de muy lejos y dicen con ella lo que quieren."

Y en los campos de batalla... También han servido como un arma de guerra.

Los silbadores expertos pueden alcanzar los 120 decibelios, más fuerte que la bocina de un automóvil, y sus silbidos concentran la mayor parte de esta potencia en un rango de frecuencia de 1 a 4 kHz, que está por encima del tono de la mayoría de los ruidos ambientales.
El habla silbada puede entenderse hasta diez veces más lejos que el grito común. 

En las montañas del Atlas, los habitantes crearon un lenguaje silbido complejo, "tutlayt n ansagh" en tamazight, para comunicarse a largas distancias.

El único lenguaje silbado conocido que es practicado por una comunidad numerosa (más de 22.000 personas) es el del silbo gomero. Y puedo atestiguar que no es difícil escucharlo cuando estás allí. Forma parte del currículo reglado en las escuelas de la isla. Ostenta hoy el Récord Guinness de la conversación entre dos personas que más distancia ha cubierto sin utilizar instrumento de apoyo. Ocho kilómetros.

Entre los joola (Casamance, Senegal) además del lenguaje silbado, también está muy extendida la costumbre de convertir en canto el nombre o el apodo de una persona y de llamarla o saludarla cantándolo. En general, a cada sílaba corresponde un tono. Al entrar en el patio de una casa, el visitante se dirigirá a la habitación de su amigo/a y, sin entrar, le llamará silbando desde el exterior para saber si está y si está dispuesto a recibir su visita.

Los hmong (este y sureste de Asia) también utilizan el silbo, pero de la manera más hermosamente expresada: durante un cortejo que se inicia al anochecer, deambulando y silbando sus poemas favoritos.
Si se responde al silbido inicial, comienza un sugerente diálogo de pareja que, incluso, pueden crear su propio código personal para confundir a los fisgones.
"Les da algo de intimidad", dice Julien Meyer, de la Universidad de Grenobe, quien ha visitado la región para estudiar esa forma de comunicación.

También los hmong qiandong del condado de Leishan, en China, están tan aislados de las altas montañas que han tenido que desarrollar un medio de comunicación llamado “canciones voladoras”. Una persona se pone de pie en la cima de una montaña y proyecta en alto su canto para saludar y transmitir una noticia a la villa de la montaña vecina, quienes a su vez cantan la noticia a la siguiente aldea, y así sucesivamente.

Es tradición que a cada persona que nazca entre los sami (Rusia, Noruega, Suecia y Finlandia) se le regale una canción, llamada “yoik” o “luohti”, que evoca su nombre mediante un bello canto que navega por el viento. Esto se entiende mejor si se piensa en el paisaje inmenso y plano, casi sin horizonte, de los sami. 

"Fue el sentido del oído el que me puso alerta y elevó mi tensión, que el bochorno ambiental se había encargado de dejar por los suelos. Y es que comenzamos a escuchar lo que parecía un cántico. Durante unos instantes me cuestioné si aquel descontextualizado estímulo no podría ser más que una especie de espejismo sonoro, pero mis dudas se disipaban a medida que la fuente del sonido se acercaba y el semblante de nuestro guía local mutaba a una expresión que parecía denotar expectación por un encuentro social. El canto era comparable al de los monjes budistas o a los rezos de los coros eclesiásticos, aunque ejecutado por una sola voz..."

Así describe Aníbal Bueno el encuentro con los korowai, en una zona muy remota en Papúa Occidental. Y lo hace en su libro "Culturas olvidadas". Parte de su comunicación se lleva a cabo a través de poderosos cánticos. Cada persona tiene sus propias canciones, como marca de identidad. De las mejores maneras de iniciar un encuentro social en una densa selva primaria. (Y sí, también utilizan el silbo para comunicarse)

"Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por donde sea. Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada". Qué razón tenía el escritor Eduardo Galeano.



Fuentes:

https://www.smithsonianmag.com/science-nature/studying-whistled-languages-180978484/
Sobre la relevancia de los lenguajes silbados humanos para el análisis y la decodificación de la comunicación de los delfines

Ambos se caracterizan por parámetros acústicos similares y sirven a un propósito común de comunicación a larga distancia en entornos naturales en dos especies sociales de cerebro grande.
Las aves, algunos primates, los cetáceos y, en particular, los humanos también, emplean señales silbadas para comunicarse a larga distancia. 

COLL, Ermengol (1995 [circa 1903]): Misión de María Cristina.

Meyer J (2015) Whistled Languages - A Worldwide Inquiry about Human Whistled Speech.

 Moreau, Marie-Louise (1997), “La communication sifflée chez les
Diola (Casamance, Sénégal)”, DiversCité Langues, vol. II,
http://www.uquebec.ca/diverscite.

https://en.yabiladi.com/articles/details/146413/tutlayt-ansagh-unveiling-morocco-s-whistled.html


http://m.timesofindia.com/articleshow/82126096.cms?utm_source=contentofinterest&utm_medium=text&utm_campaign=cppst


https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-40115071?fbclid=IwY2xjawG8XmRleHRuA2FlbQIxMQABHa5GqEH1NrqfX36vKMZeI5OYvIoclPdnX-oBt_mpT99dVf7QQjqmR9avEw_aem_M_vXztHNxOEwSCOiC2o2-g

https://www.frontiersin.org/journals/psychology/articles/10.3389/fpsyg.2021.689501/full?utm_source=fweb&utm_medium=nblog&utm_campaign=ba-sci-fpsyg-human-whistled-language-model-for-dolphin-communication


lunes, 25 de noviembre de 2024

Otros mundos: La historia más fascinante del mundo.

“El hombre no es un ovni venido de una lejana galaxia; el hombre es un poema tejido con la niebla del amanecer, con el color de las flores, con el canto de los pájaros, con el aullido del lobo o el rugido del león. El hombre se acabará cuando se acabe el equilibrio vital del planeta que lo soporta." 

Félix Rodríguez de la Fuente, naturalista divulgador. 

Adivina adivinanza. ¿Qué esfera de fuego fue azotada por meteoritos hace 4.500 millones de años? ¿Que bola consiguió que del vapor de agua comenzara a llover durante millones de años hasta formar océanos, y que de esos océanos surgiera la vida hace 4.000 millones de años? ¿Que globo se llenó de oxígeno hace 2.500 millones de años, y estuvo cubierto de hielo en su superficie hace 700 millones de años?

El planeta tierra, un planeta que respira. La cara de la Tierra que entra en la noche emite más CO2, mientras que la cara de la Tierra que mira al Sol emite más O2.
Y además, es capaz de autorregularse y mantener temperaturas idóneas para la vida.

Algo muy común en estos días es leer "cambios climáticos han existido siempre en el planeta Tierra."

Efectivamente, la vida fue retada en muchas extinciones masivas, como la Gran Mortandad, cuando probablemente perecieron el 90% de las especies marinas y más del 60% de formas de vida terrestres debido al aumento de temperatura. Un calentamiento global exacerbado que tuvo consecuencias que nos sonarán, como la acidificación de los mares por ese CO2 que está absorbiendo de más. O como el calentamiento de las aguas, que intensifica huracanes.

También podríamos recordar que en el pasado hubo animales que no se pudieron adaptar a un planeta cada vez más caluroso en el que sus fuentes de comida se secaron. Como ocurrió con los mamuts en otra época... Que nosotros dibujamos y cazamos.

Pero antes, volvamos a cuando en nuestro planeta no habían flores ni cantaban los pájaros, y la luna quedaba más cerca. Y para eso, repaso el libro de la bióloga Odile Rodríguez de la Fuente: La historia más fascinante del mundo. La historia de la Tierra es fascinante e importante, porque es tu historia. Se trata de entender el pasado de la Tierra para poder dimensionar el presente y reimaginar el futuro.

Al principio de los tiempos, nuestra atmósfera no tenía oxígeno. Y con suerte, porque así se hizo posible el inicio y proliferación de la vida, ya que esto permitió que se acumulara el dióxido de carbono y metano, dos gases de intenso efecto invernadero que retienen el calor y evitó que el planeta se congelara (el sol tenía menos fuerza).

Las bacterias fueron las primeras formas de vida (no necesitaban oxígeno) y hoy por hoy, son las más numerosas. Ellas inventaron la descomposición o el movimiento. Tú y todas las formas de vida integramos a bacterias y, al mismo tiempo, nuestras células son la fusión de bacterias primitivas. Y espera, una cosa más: estos microorganismos son inmortales, no envejecen y pueden vivir en los entornos más inhóspitos y extremos.

Las plantas no inventaron la fotosíntesis. ¡Fueron las cianobacterias! De este modo desechaban oxígeno, cosa que a la mayoría de las otras formas de vida que no lo toleraban no les vino nada bien, y fueron fulminadas. Las bacterias no dan puntada sin hilo. Será que son perfectas.

¡Todo cambió! La Tierra que antes era rojizo/anaranjada con océanos verdoso/amarillentos, se tiñó de azul. El oxígeno se acumuló y creó la capa de ozono, esa que nos protege de más del 90% de la radiación ultravioleta del sol. Y entonces, surgieron los seres pluricelulares, la reproducción sexual... y la muerte.

Otro libro que recomiendo. El paleobiólogo escocés Thomas Halliway publicó “Otros mundos”, una manera de viajar, no solo a distintos lugares sino también a distintas épocas. "(...) un mundo que ya no existe, pero que, gracias a lo que yace entre las rocas, sigue siendo discernible". El tiempo en este libro va de lo más actual hasta el más remoto pasado. Alaska hace 20.000 años. Kenia hace 4 millones, Italia hace 5,33 millones... Bolivia hace 32 millones de años:

Y esto es para que te asombres: Los gigantescos saurópodos del Jurásico, como el Diplodocus, no solo nunca pisaron una brizna de hierba, sino que tampoco se embriagaron con una flor. Entre la vida del último Diplodocus y la del primer Tyrannosaurus transcurrió más tiempo que entre la del último Tyrannosaurus y... tu nacimiento.

Después del gran meteorito de hace 66 millones de años, transcurrieron "dos años de oscuridad, dos años sin fotosíntesis en todo el mundo, dos años de lluvia con ácido nítrico y sulfúrico disueltos cayendo sobre los océanos". "De tres cuartas partes de las especies de la Tierra, cada macho, cada hembra, cada adulto y cada cría están muertos. Es un invierno que durará una generación".

Kirguistán hace 225 millones de años:

“Para los oídos modernos, el silencio de este bosque es desconcertante y antinatural: no hay cantos de pájaros, porque esto es antes de que hubiera pájaros; solo los sonidos del viento, el agua y las alas de los insectos perturban el aire”.

Y llegamos al carbonífero. Millones de árboles escamosos reducidos a carbón,
hace 309 millones de años. Los bosques de carbón son pantanos de tierras bajas, con gran acumulación de troncos de árboles. Los inmensos estratos de carbón representan una biomasa enorme de plantas enterradas. La ironía es que el carbón depositado bajo tierra durante los últimos trescientos nueve millones de años desempeñará un papel fundamental en las primeras y aceleradas industrializaciones de los siglos XVIII y XIX. "Alrededor del 90% de todo el que existe actualmente en la Tierra se depositó durante el Carbonífero. Su gran abundancia en los lugares donde yacía hizo de él un combustible barato y de alto valor energético para la industrialización; el carbón movía las máquinas de vapor y era parte integrante del acero de alta calidad. El legado de los árboles escamosos perdura en una transformación climática que provocamos con cada tonelada de carbón quemada".


Y no solo el carbón, sino también el petróleo y el gas natural.

Australia, ya hace 550 millones de años, cuando la luna estaba más cerca de la Tierra, era mucho más brillante, los días duraban menos y muchas de las estrellas que hoy pueblan el cielo nocturno, como las Tres Marías de la constelación de Orión, todavía no estaban. Y de la explosión cámbrica (hace 520 millones de años), resume: "Todos los animales que existen hoy tienen su origen en el Cámbrico o, en algunos casos, antes". Antes "nada se adentraba en el lodo, ni nadaba activamente a gran velocidad por el agua sobre él." Los animales simplemente "recogían con tranquilidad los detritus o el plancton a la deriva". Pero de pronto "algunos han empezado a ir en busca de su alimento. Los animales se han animado; ha nacido el depredador".


Y aquí una oda al cangrejo de herradura y al coelacantos, que aparecieron en esta era y han permanecido prácticamente iguales hasta nuestros días. Será que son perfectos.

Odile Rodriguez de la Fuente, por su parte, explica además que "es posible que los primeros animales que se adentraron en tierra firme fueran escorpiones marinos. Poco a poco, diferentes especies evolucionaron y dieron lugar a los artrópodos arácnidos o miriápodos. Habéis leído bien: los insectos conquistaron la Tierra mucho antes que los anfibios."
También sugiere que las primeras plantas, (después de que líquenes y hongos les fertilizaran el suelo), evolucionaron a partir de unas algas verdes llamadas carofitas. "Así aparecieron las pioneras, pequeñas y sin hojas ni raíces, que empezaron ocupando las tierras más cercanas al agua. Es increíble pensar que todas las plantas evolucionaron a partir de las algas."
Más tarde, algunas plantas ya no se reproducían por esporas sino por semillas, y así se alejaron de las zonas húmedas. Como por ejemplo, el ginkgo: ejemplo vegetal de fósil vivo. Será que es perfecto.

Además de la semilla, otro invento que supuso un gran salto evolutivo fue el huevo amniótico. Las proteínas que intervienen en el desarrollo y replicación del ADN no pueden sobrevivir sin agua. Los amniotas pudieron explorar nuevos nichos, porque ellos estaban liberados de la restricción de encontrar agua dulce en la que poner sus huevos. Así, se asentaron en los desiertos y las tierras altas. (El huevo amniótico de los reptiles los llevó a convertirse en los animales terrestres más grandes del planeta: los dinosaurios.)


Pues de un líquido amniótico saliste tú. Te lo explica Thomas Halliday:

"El amnios nos resulta familiar por ser el contenedor de las "aguas" que se rompen durante el parto humano, el océano en miniatura en que cada uno de nosotros se protege mientras se desarrolla.
 (...) Todavía conservamos los remanentes de nuestros antiguos rasgos ecológicos. Nuestras células son incapaces de superar los limites de la química más fundamental, y nuestro cuerpo porta el legado de aquel nuevo desarrollo que permitió a nuestros antepasados pasarse a la tierra."


Y Odile Rodríguez de la Fuente, añade: "Todavía hoy no hemos dejado atrás del todo el medio acuático en el que apareció y evolucionó la vida. Si lo pensáis, las células de los seres vivos recrean el medio líquido y son, en realidad, pequeños trozos de océano encapsulado."

Volvemos a Halliday, que se despide en Esperanza: una de las bases argentinas en la Antártida.
“Que los mundos de antaño sean extraños y bellos es una lección sobre la adaptabilidad de la vida. Sin embargo, hay una segunda lección que enseñan las rocas: la transitoriedad de nuestro mundo. (...) Estos paisajes, que damos por sentados, no son partes esenciales del mundo; la vida continuará sin ellos, sin nosotros. Con el tiempo el dióxido de carbono que emitimos será absorbido, una vez más, por las profundidades del océano, y los ciclos de la vida y los minerales continuarán”.

¿Y nosotros, los humanos qué? ¡Ah! Nuestra especie es joven e insólita... ¿Quién creería que existiéramos? Pero estamos trenzados en el mismo mechón de la evolución del planeta y sus formas de vida.


"En el complejo juego que es un ecosistema, cada individuo está conectado con otros, pero no con todos"
, advierte Halliday, "no solo es una red trófica, sino también de competencia: por dónde vive cada cual, por la luz y la sombra.... y de disputas internas entre individuos de la misma especie. La extinción irrumpe en esa red, rompiendo las conexiones y amenazando su integridad. Si se corta un hilo, el tejido se tambalea, se remodela, pero prevalece. Si se rompe otro, aún se mantiene. Durante largos periodos se hacen reparaciones conforme las especies se adaptan a los cambios, se alcanzan nuevos equilibrios y se establecen nuevas asociaciones. Si se rompen suficientes hilos a la vez, la red quedará desbaratada y al albur, y ese mundo tendrá que arreglárselas con lo poco que quede. Así, tras un episodio de extinción masiva, aparecen nuevas especies que sustituyen a las otras, y la red se autorrepara."

Nuestro lenguaje simbólico del pensamiento abstracto es una propiedad que ha emergido del impulso creativo del fenómeno vital. También lo fue la fotosíntesis.

"Desde nuestra aparición, hemos estado luchando por hacernos un hueco; explotando nuestro propio nicho ecológico, parte del cual es un modificador de hábitats, un ingeniero de ecosistemas, y adaptando los mundos en los que nos encontramos a nuestras necesidades biológicas."

Mientras, los vientos sobre el Sáhara en África fertilizan la selva del Amazonas en América del Sur con hasta 27 toneladas de polvo nutritivo. Y el Amazonas fertiliza los océanos y estimula la producción de oxígeno gracias a la actividad de plancton.

"Somos ingenieros de ecosistemas tan eficaces que la idea de una tierra prístina, no afectada por la biología y la cultura humanas, es imposible. Ese edén simplemente ha dejado de existir desde la aparición de los humanos. Aunque el daño que se está causando a los ecosistemas globales no tiene precedentes en la vida de nuestra especie, los programas de conservación deben decidir qué grado de impacto humano es deseable y alcanzable para cualquier ecosistema. ¿Preindustrial? ¿Precolonial? ¿Prehumano? Son preguntas difíciles".

Somos producto de una sublime sucesión de eventos conectados con otras formas de vida. Conocer el pasado paleontológico de la Tierra es ver una verdadera perspectiva a largo plazo, y es algo que nos da sentido de pertenencia. 

Que sí, que la Tierra respira, se mueve y cambia. Pero, advierte el paleobiólogo:
"A diferencia de otras ocasiones en las que una sola especie, o un grupo de especies, alteró fundamentalmente la biosfera -la oxigenación de los océanos, la formación de los pantanos de carbón, la nuestra se encuentra en una posición inusual de control sobre las posibles consecuencias. Sabemos que el cambio se está produciendo, sabemos que somos responsables de él, sabemos lo que ocurrirá si este continúa, sabemos que podemos detenerlo y sabemos cómo. La cuestión es si lo vamos a intentar."