domingo, 20 de octubre de 2013

El progreso y el molong: la deforestación de los penan.


“Los que vienen de fuera siempre dicen que traen el progreso, pero todo cuanto traen son promesas vacías. Por lo que realmente luchamos es por nuestra tierra. Por encima de cualquier cosa, es lo que necesitamos." Arau, hombre penan, Sarawak, Malasia, 2007
Los penan practican el "molong", palabra que significa "nunca tomar más de lo necesario".

 Imponer el “desarrollo” o el “progreso” a los pueblos indígenas no les hace ni más felices ni más saludables. De hecho, los efectos son desastrosos advierte Survival, ONG por los derechos de los indígenas.

"El progreso impuesto ha destruido a muchos pueblos y amenaza a muchos más. Unos lo saben y deciden mantenerse aislados. Otros tienen una relación más estrecha con los foráneos; algunos reciben atención sanitaria destinada a  contrarrestar los efectos de las enfermedades introducidas y la devastación generada por la pérdida de sus tierras.

El factor más importante, con diferencia, para el bienestar de los pueblos indígenas es que sus derechos territoriales sean respetados.

Este estudio no niega los logros de la ciencia, ni defiende una visión romántica que añora una mítica edad de oro. Tampoco es un rechazo al cambio: todas las sociedades cambian constantemente. Pero las estadísticas muestran que cuando se les fuerza a abandonar sus tierras, su salud y su bienestar se deterioran, y las tasas de depresión, adicción y suicidio se disparan. Éstos son hechos demostrables. Los proyectos que desalojan a los indígenas de sus tierras e imponen el “progreso” causan una miseria incalculable. Esto no es sorprendente: el “progreso”, la convicción de que “nosotros” sabemos más, comparte con el colonialismo el efecto de apropiación de tierras y recursos nativos. Los pueblos indígenas no sobreviven a esta situación. Por el contrario, cuando están en sus propias tierras y eligen su propio desarrollo, simplemente prosperan."

“¿Qué clase de desarrollo es éste que acorta la vida de las personas? Se infectan de VIH/SIDA. Nuestros niños reciben palizas en la escuela y no quieren ir. Algunos comienzan a prostituirse. No se les permite cazar. Pelean porque están aburridos y se emborrachan. Están empezando a suicidarse. Nunca antes vimos algo así. ¿Esto es desarrollo??" se pregunta Roy Sesana, bosquímano gana, de Botsuana.

Jumanda Gakelebone, también bosquímano, añade: “Estos lugares (campos de reasientamiento) han convertido a nuestra gente en ladrones, mendigos y borrachos. Yo no quiero esta vida. Primero nos hacen indigentes al quitarnos nuestras tierras, nuestra caza y nuestro modo de vida. Luego dicen que no somos nada porque somos indigentes!" "Nadie puede decirme como vivir. Si yo fuera al ministro y le dijera "váyase de su casa" pensaría que estoy loco"
El impacto de dos culturas que se encuentran siempre ha tenido sus peligros. El antropólogo Wade Davis contaba un ejemplo drástico pero real. En 1957, cinco misioneros cometieron el grave error de lanzar desde el avión fotografías en actitud amistosa a los huaorani (Ecuador), una tribu que jamás había visto un objeto bidimensional. Concluyeron que era la tarjeta de visita del diablo y mataron con sus lanzas a los cinco misioneros. 

Hoy, los choques culturales son mucho menos inocentes, y en pos de un "desarrollo" colonialista, tienen consecuencias devastadoras. La multinacional suiza Nestlé, la empresa alimentaria más potente del mundo, impulsa una promoción irresponsable de la leche en polvo en detrimento de la leche materna en países del sur. La leche en polvo, disuelta en agua no potable y administrada con un biberón no esterilizado, provoca la muerte de un gran número de niños y la desnutrición de muchos de ellos. Según UNICEF, cada año mueren 1.5 millones de bebés por ser alimentados con leche en polvo.

“No es que los yanomami no quieran el progreso u otras cosas que tienen los hombres blancos. Lo que quieren es poder elegir y que el cambio no les venga impuesto, lo deseen o no. No estoy diciendo que esté en contra del progreso. Creo que es muy positivo cuando los blancos vienen a trabajar entre los yanomami, a enseñar a leer y escribir, y a plantar y usar plantas medicinales. Para nosotros, esto es progreso. Lo que no queremos son las empresas mineras, que destruyen la selva, o a los mineros que traen tantas enfermedades. Estos blancos deben respetar a nuestra tierra yanomami. Los mineros traen armas, alcohol y prostitución, y destruyen toda la naturaleza donde quiera que van. Para nosotros, esto no es progreso. Queremos progreso sin destrucción.” afirma Davi Kopenawa, líder y chamán yanomami.


Un ejemplo esclarecedor que cuenta Davis en la revista de National Geographic es el caso de los penan, Malasia. A medida que se talan los árboles, privados de sus sustento tradicional, se trasladan a sentamientos del gobierno construidos con la intención de sacar a los nativos de los bosques. Como resultado, menos de 300 de los aproximadamente 7000 penan siguen siendo nómadas.

Tu'o, hombre penan, se disculpa al antropólogo invitado por la cena: "¿Cómo se puede dar de comer a los invitados en un asientamiento? No es como en el bosque, donde hay comida en abundancia. Aquí sólo podemos sentarnos y mirar a los invitados, sin poder ofrecerles nada. Esta casa está bien construida, y tenemos colchones y almohadas. Pero las almohadas no se comen."


Long Iman es un campo de reasientamiento con una casa comunal de madera con el tejado de cinc y grandes habitaciones vacías, y con un río sucio de agua no potable, lleno de lodazales donde juegan los niños. Recientemente, programas de turismo por parte del gobierno permiten viajes organizados a estos asentamientos para que los habitantes del pueblo puedan vender sus artesanías. Sin embargo, pocos equipamientos prometidos (escuelas y clínicas) han llegado a construirse, y los que hay, se encuentran a largas distancias. Tampoco hay trabajo, y el poco que hay es en explotaciones forestales, destruyendo el bosque del que vivían.

Peter Brousius, antropólogo, vivió entre los penan casi cuatro años, y cuenta:
 

"La tierra está llena de significados culturales. Sólo para los ríos tienen más de 2.000 nombres, cada uno de ellos con su propia historia. Las excavadoras y las carreteras destruyen (...) la resonancia cultural del paisaje, todos los sitios con significado biográfico, social e histórico, quedan ocultos y se produce una especie de amnesia colectiva. "

"Los penan son tan profundamente diferentes"
cuenta Ian Mackenzie, lingüista canadiense que lleva años recopilando la lengua de esta comunidad "No tienen escritura, de modo que todo su vocabulario depende del conocimiento del mejor contador de historias. Hay un palabra para "el" "ella" y "ello", pero seis para "nosotros". Existen ocho palabras para sagú, porque es la planta que les permite sobrevivir. Compartir es una obligación, así que no hay una palabra para "gracias". Aunque en los asentamientos se está perdiendo esta tradición: no hay suficiente comida para repartir.

Y continua: "Pueden nombrar cientos de árboles pero sólo tienen una palabra para bosque. Su universo se divide en "tana 'lipeh, tana 'lalun, tierra de sombra, tierra de abundancia, y tana 'tasa' la tierra que ha sido destruida."

"En otros lugares en los que vivamos" afirma Asik, uno de los pocos penan nómadas que quedan, refiriéndose a los campos de reasientamiento, "el sagú ha desaparecido, han destruído los árboles y la tierra está asolada. Los animales se han ido y los ríos están llenos de barro. Nosotros dormimos en troncos duros, pero tenemos mucha comida". 


Los jabalíes son la principal fuente de carne para los nómadas penan, pero su número ha decrecido porque los leñadores cortan los árboles frutales de los que se alimentan. Como practican “molong”, palabra en idioma penan que significa "nunca tomar más de lo necesario", ponen poca presión sobre el bosque: dependen del bosque y les suministra todo lo que necesitan. Son cazadores excepcionales que cazan su presa utilizando un “lepud” o cerbatana, hecha del árbol bilian de madera magnífica y esculpida con una precisión increíble con la ayuda de taladro de hueso. La madera no está rajada como en otros sitios, de manera que el calibre tiene que ser preciso casi al milímetro, incluso con palos que miden 3 metros. Las flechas están hechas de la palmera sagú y con puntas de látex venenoso, procedente de un árbol del bosque, que puede matar a un hombre en cuestión de minutos. Todo lo que cazan lo dividen.

Asik conoce las hojas que curan, las que matan, y hierbas mágicas que se cree otorga poderes a los perros de caza y disipan las fuerzas de la oscuridad. Hay árboles que producen extrañas resinas y gomas que luego intercambian con mercaderes nómadas, enredaderas que producen guita y fibra para hacer cestas, una liana que arde durante días y permite transportar fuego. La planta más importante es la palmera sagú, el árbol de la vida. Asik ha talado varias en una mañana. Unicamente se cortan los troncos más grandes; los retoños más pequeños se preservan cuidadosamente para cosechas futuras. Esto es lo que se llama "molong". En un lecho de hojas frescas, extrae su pulpa que, mezclada con agua, se convierte en una pasta espesa que al secarse se convierte en harina de sagú. En una tarde, aseguran suficiente comida para una semana.

En una hora, levantan lamin, refugios construídos en una hora que les servirán de casa durante un mes. Los hombres y los niños cortan palos y rattan para hacer la estructura, las mujeres recogen hojas de palmera para hacer el tejado. Dos familias de cinco adultos y once niños, comparten una olla, una cazuela china, varias piedras de afilar, algunos dardos y cerbatanas, una caja de hojalata con llave, dos linternas, un radiocassette, tres cintas, ocho perros y dos monos.

"No hay nada romántico en esta gente desamparada, desnutrida y acosada por las enfermedades" señaló el primer ministro Mahathir Mohamad en 1990. James Wong, ministro de Vivienda y Sanidad Pública, por su parte señaló que "No queremos que corran por ahí como animales. Nadie tiene derecho ético de privar a los penan de del derecho a integrarse en la sociedad malaya"

Muchos políticos malayos han criticado a las ONG´s por meterse en asuntos nacionales de Malasia y las han acusado de intentar inhibir proyectos de desarrollo y de mantener a los penan sin desarrollo y sin asimilarse con el resto de la sociedad malasia. Muchos consideran la forma de vida de los penan incivilizada y anticuada. Un ejemplo de esta perspectiva es un poema frecuentemente recitado por el ex ministro de medioambiente y turismo, Datuk James Wong.

“O penan, Vagabundos del Árbol en la selva. 
Adónde el futuro os llevará?... 
Quizás nos parezcáis desaventajados y pobres, 
Pero qué más puede ofreceros la civilización?... 
Mas aún la sociedad y limpia la conciencia 
Podría mirar vuestra miseria con indiferencia, 
Sobre todo ahora que la nación sacudió la dependencia 
Sin aún levantar la mano que ayude a nuestro hermano? 
En cambio permitirle subsistir con cerbatana y chawats [taparrabos] 
Curiosidad antropológica de arte y naturaleza? 
Ay, el destino al final es vuestra decisión, 
Seguid siendo lo mismo – ¡o pasad el Rubicón!”

La tasa de deforestación de Malasia es la más alta del mundo tropical (142 km²/año), con una pérdida total de 14.860 km² desde 1990. Casi ha desaparecido la selva tropical de la tierra baja de Borneo, que es el hábitat primario de los penan, y que al mismo tiempo tiene los árboles más valiosos. 

Maybury-Lewis, antropólogo, afirma que "el genocidio, el exterminio físico de un pueblo, está condenado internacionalmente, pero el etnocidio, la destrucción de la forma de vida de un pueblo, no sólo no está condenado, sino que además se defiende como política adecuada". 

Y asegura: "La idea de que las sociedades indígenas son incapaces de cambiar y están condenadas a desaparecer es errónea. Las culturas sólo desaparecen cuando las aplastan fuerzas externas y las condiciones que se les imponen no les permiten adaptarse."

 
Fuentes:
http://assets.survivalinternational.org/static/files/news/PPM_informe_resumido.pdf
http://www.ourplanet.com/tunza/issue0403sp/pages/nothing_11.html
http://www.wildasia.org/main.cfm/ideas_lab/Neck_Ring_Girls

http://www.ted.com/talks/wade_davis_on_endangered_cultures.html

2 comentarios:

Win dijo...

Muy interesante artículo! Me gustó la filosofía del "molong", como es tomar solamente lo necesario. Ojaá tuviéramos esa costumbre los occidentales "civilizados".

Saludos!

Anónimo dijo...

Me ha encantado este artículo. Tengo meses leyendo tu blog y cada entrada es mas interesante que la otra. Felicidades. Sigue así, compartiendo el conocimiento.